12 agosto 2010

Una tarde en la biblioteca

I.

Ninfa de piel canela,
aquella adolescencia que evoca tu sensualidad,
en tu risa agraciada,
mientras tu silueta esbelta atraviesa la sala,
y en tu andar ligero
vas dejando atrás un séquito miradas extraviadas
y decenas de textos perdidos

Solo me vasto verte de perfil,
solo me vasto verte recogerte el cabello,
solo los dioses sabran comprender
el poder con el que perturba tu andar.

II.

Te diría una y mil veces que te amo
dormiría enredado entre tus cabellos
y al amanecer despertaría deseando vivir del claro reflejo de tus ojos.

Aprendería de memoria tus deseos mas oscuros
y los escribiría uno a uno en tus recuerdos,
caería rendido a tus pies,
me levantaría y seguiría deseando conocerte una vez mas.

Pero el sueño se desvanecerá cuando
al final de este verso,
levante la mirada y entienda que no estas.


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